Hoy quiero hacer un alto y tocar un tema doloroso y muy importante para mí. Cada 25 de Noviembre pretendemos hacer un llamado a detener la violencia contra la mujer. Sin embargo, esto es un llamado constante ya que aunque es un tema que se habla a diario, las cifras de mujeres que mueren a manos de sus parejas son alarmantes en nuestro país.
Hoy voy más allá de eso. La violencia contra la mujer se manifiesta no solo en la pareja que golpea o grita, sino también en lo siguiente:
• En el novio que reprime, cela, controla, prohíbe cada movimiento de su amada desde que está en la escuela.
• En el hermano que menosprecia, golpea, abusa, desprecia, humilla a sus hermanas.
• En el padre que castiga, humilla, abusa, manipula, controla a su hija.
• En el jefe que humilla, menosprecia, coarta oportunidades de crecimiento a cualquiera de sus empleadas.
• En el gobernante o legislador que no provee mecanismos para educar, crear conciencia y proteger a la mujer de la desigualdad y trato equitativo.
• El cantante que promulga en sus letras la violencia contra la mujer o que la hace ver como un pedazo de carne que se vende al mejor al postor.
Como ven, la violencia contra la mujer no solamente es dar un golpe o llevarte a la muerte. Muchas de nosotras somos constantemente maltratadas por varones que no son nuestras parejas y llevamos heridas que son más profundas a las de un golpe físico. Y no, no soy una feminista más. Soy una persona que tiene una voz y que hoy decide levantarla para seguir construyendo.
Día a día, me tropiezo en las redes con mujeres cuyo amor propio es inexistente precisamente porque han sido expuestas a patrones de humillaciones y menosprecio por años y jamás lo vieron como un acto de violencia en su contra.
El germen de la violencia comienza en el hogar y se propaga a través de toda la propaganda que recibimos. Es tiempo de fortalecer, de apoyar, de llamar las cosas por su nombre y amar realmente.
Si algo o alguien te lastima, te hace sentir incómoda, te hace sentir menos, por mas amor que quiera venderte en palabras, NO es amor. Como dice la campaña de mi amiga Erika Michael “tú estás pa’ que te quieran”.
Apoya a las que tienes cerca. No juzgues. No critiques. Haz del amor y la compasión tu bandera. Si tienes hijos educa. Si tienes hijas educa también a reconocer estas señales.
Romper con patrones de violencia y fortalecer el amor propio es conectar. Recuerda: si te lastima, no es amor.
Los quiero y me quedo corta,
Misma