Sellar los Recuerdos

Memorias

Desde hace unos años aprendí a fijar imágenes y recuerdos agradables en mi mente como si fueran una fotografía. Por alguna razón, aprendemos desde pequeños a fijar las malas memorias. Las fechas desastrosas. Y lo bueno y lo que nos sobrecoge de alegría lo dejamos atrás. Fíjate que es una conducta aprendida. Socialmente, recordamos los aniversarios de muerte con la misma o mayor intensidad que el de los cumpleaños.

Yo soy mala para muchas fechas. Los números no se me pegan bien, así es que las fechas tampoco. Eso es hasta cierto punto una ventaja en cuanto a memorizar fechas malas. En ocasiones me las recuerdan las memorias de Facebook porque sino de otra forma no me acordaría.

Sin embargo, desde hace unos años deliberadamente me he propuesto ser mala con las fechas de los malos momentos. Y es algo bien difícil para mí porque yo tengo una excelente memoria. No soy para nada despistada. Lo cual es bueno para muchas cosas pero para estos detalles negativos es horrible que recuerdes todo con tanto detalle. Así es que me propuse ser intensional en mis memorias. Porque sé que hay mucha cosa linda que he vivido, visto, escuchado, saboreado y que no quiero olvidar. Por eso de lo que me decía mi abuela de “guardar para cuando no haya”.

Ahora en la pandemia doy gracias a Dios de haber comenzado esta práctica hace un tiempo, pues esas memorias fijas de momentos lindos y paisajes espectaculares me llenan hoy los días cuando desde el encierro solo veo los carros en la avenida frente a mi casa. No sé cuánto tiempo pase sin que pueda ver un paisaje que me robe el aliento y que me haga sentir que me llega un aire distinto; de plenitud. Pero sé que sellè muchos en mis recuerdos. Los grabè, para traerlos a cada rato y dar gracias por ellos, hasta que los vuelva a tener.

Hoy la invitación es a eso: a intencional y deliberadamente sellar recuerdos gratos en tu memoria y traerlos al plano consiente cuando sientas que no hay mucha esperanza o todo está estancado. Inténtalo. Abre los ojos, el corazón y la mente a lo bueno. Lo malo, no es necesario traerlo al consiente. Sabemos que existió y eso es suficiente. Eso es conectar.

Un abrazote,

Misma

Fotos: Brenda Liz Rodríguez-Alaska-2019.