No confíes en lo que ves, hasta la sal parece azùcar.
Recientemente me he tropezado con la realidad de que muy pocos seres humanos entienden que lo que ellos hagan o digan puede cambiar el curso de ser un “día cagao” para alguien a un “día que valga la pena”. Nuestras palabras tienen un poder incalculable.
Voy a ser breve: si usted realmente valora a alguien, déjelo saber. Si usted sabe que alguien está pasando por un mal momento no piense jamás que esa persona tiene mil personas alrededor que pueden consolarle o apoyarle. Porque probablemente sí conoce mil personas, pero las palabras que necesita leer y escuchar son las suyas. Al no hacerlo, usted está cometiendo dos grandes errores: usted se está tragando las ganas de expresar lo que siente. Y más aún, está privando al otro de que lo sepa y conecte contigo.
Es cierto que probablemente no recibas la atención o respuesta que quieras en su momento. Eso es un riesgo que nos tenemos que tomar siempre. Pero, si no lo dices jamás le habrás dado al otro la oportunidad de optar o de saber lo que sientes o piensas.
Again, no te dejes llevar por lo que ves alrededor de esa persona, por cuantos amigos(as) ves que tiene en facebook, etc. Al final, puedes estar equivocado y el otro agradecido de tu gesto. No confíes en lo que ves y habla. Conviértete en la persona más poderosa del mundo: habla. Reconoce el poder de tus palabras, acciones y gestos en la vida de otros y utilízalos para bien.
Los quiero aunque a veces parezcan caramelos de arsénico,?
Misma