Quiero cerrar el día con una nota relacionada al evento más comentado: La Boda Real. Qué mucho se ha hablado hoy y qué mucho hemos criticado también. Vamos! Que entiendo que este es un evento que se presta como los concursos a hablar de moda y a darle rienda suelta a la opinión pública y a las especulaciones. Algunos han cuestionado hasta el porqué se le ha dado un espacio tan importante a toda esta boda de gente que ni conocemos y que ni de aquí son. Pues déjeme decirle varias cositas: el mundo necesita detenerse más ante historias de amor. Lo sucedido hoy a nivel mundial y la fiebre que ha causado la vida e historia de Harry y Meghan es solo representativo de que necesitamos más romance y más historias positivas y de ensueño. Es la misma razón por la que a la gran mayoría (no voy a decir todos porque rápido se agitan) les gusta ir a Disney. Porque en ese momento todo es perfecto. Porque necesitamos volver a creer en ese amor romántico y de cuentos de hada. Estas dos figuras poderosas ambas en su lado decidieron unir sus vidas y detuvieron el mundo hoy. Hoy no se hablò de muertos, del huracán, de la crisis, del déficit, de la Junta. Hoy se habló del amor. Y no es que lo demás no sea importante, pero es que ésta pareja hizo que le diéramos una pausa al asunto y eso está bien. Haberme levantado temprano no me pesa, pues realmente aprendí mucho de todo lo que ocurrió. Que usted no se quiso levantar? Pues cool! Se le respeta!
Aquí les comparto algunas lecciones:
- Hablemos del sí: esa es la palabra más poderosa del día de hoy. El sí de Harry desde el principio ha significado cambiar su vida. Muchos pensaban que este muchacho jamás se iba a casar. Porque mira que tuvo momentos difíciles! Ya hecho un hombresote se enamora de la chica que rompe sus esquemas: divorciada, mestiza, americana, profesional, exitosa, que tenía una voz en el mundo, que sabe lo que quiere y más aún, sabe lo que no quiere. Nah! Se iba a enamorar de una cleca! Eso fue lo que enamoró a Harry, que era distinta. Su sí representaba desafiar la tradición, las costumbres y las leyes. El sí de Meghan representaba admitir que había conocido literalmente a su príncipe. Significaba renunciar a todo lo que había creado y construido con tanto sacrificio para comenzar a construir al lado de otro con otros parámetros. Significa dejar sus raíces y la cercanía con los suyos para vivir en una tierra lejana y en la que ya no tendría control de muchas cosas. Significa vivir también al lado de la persona que ama y que la hace feliz. El sí de la Reina significa un paso a cambiar las costumbres y las reglas de cientos de años que rigen el matrimonio en su país. Significa modernizar y adaptar las reglas. Significa ser flexible ante cosas que han destruido relaciones probablemente tan verdaderas como las de su nieto por cientos de años y entender que tiene en sus manos la oportunidad de hacer las cosas de una forma diferente en adelante. El sí de la mamá de Meghan significa alegrarse porque su hija encontró al amor de su vida y va a ser una de las mujeres más influyentes de sus tiempos. Pero también significa la renuncia a la vida de su hija tal y como ella la concibió hasta el momento. Significa exponerse a una nueva cultura y costumbres por ver a su hija brillar en este momento. Significa anteponer la felicidad de ella sobre sus emociones y la relación que pueda tener con ella. Los sí, en esta historia han sido poderosos e importantes.
- El traje: estamos de acuerdo en que hemos visto trajes más vistosos. En que el traje de otras pudo haber sido bello. Y que el traje de Meghan era sencillo, sofisticado, clásico, minimalista, etcétera. Sin embargo, me permito decirte algo sin que me quede nada por dentro, el accesorio más brutal del atuendo de Meghan era la felicidad y la certeza de que estaba uniendo su vida al amor de su vida. Eso mi gente, no hay vestido que lo pueda opacar. He visto vestidos más bellos, pero en muy pocas veces ese brillo y ese “glow” que tiene esa niña en el rostro cada vez que mira al colorao’.
- La mamá de Meghan: Doria Ragland ha demostrado desde el principio una firmeza, fortaleza y valentía que son tan grandes como el amor de su hija y su esposo. Y es que estar ante el ojo público, someterte al escrutinio del mundo y exponerte vulnerable por el bien de tu hija es la mayor prueba de amor que puede brindarle a su hija. Mucho se ha dicho de ella. Muchos se han burlado desde siempre por su color y origen más humilde. Sin embargo, esta señora crió una hija con unos valores tan grandes que hasta un príncipe se fijò en ella por lo que ella es y no por lo que podía tener o dar. Hoy vi a una mujer feliz y orgullosa de su hija por estarse casando con el amor de su vida. Pero también vi a una mujer sola, enfrentando al mundo y triste porque su hija ya deja de ser su niña Rachel Meghan Markle para convertirse en Rachel Meghan Mountbatten-Windsor, Duquesa de Sussex. En su corazón siempre será su niña, pero ante los ojos del mundo ya es alguien distinto y que ni tan siquiera está vinculada a los apellidos de su linaje. Allí sentadita en su esquina, sola y sin nadie con quien hablar, lloraba toda la ceremonia porque sabía que en cada palabra la vida de su hija se iba transformando. Si yo hubiera podido abrazarla hubiera estado a moco tendido con ella!
Mucho más se puede decir, pero solo me limitaré a estas pocas cosas, porque para mi fueron las más importantes. Algo que algunos consideran frívolo puede enseñar mucho. Solo hay que observar.
Gracias Meghan y Harry por la pausa de hoy y por el tema nuevo y refrescante.
Ver lecciones en todo, es conectar.
Abrazos Reales Pimpollos,
Lady Misma