Mientras muchos se preparan para regresar a la supuesta normalidad, quiero recordarles que no todo el mundo está preparado para regresar. Y no me vayan a comenzar a atacar ahora, porque reconozco la importancia de regresar a una vida de socialización y productividad. Sin embargo, no todos tuvieron la oportunidad o se dedicaron a trabajar asuntos que tenían pendientes durante este año que hemos estado fuera de la vida como la conocíamos. No todos han tenido la fortuna de decir que están listos para regresar y retomar sus vidas. Por lo que el llamado que hago en esta época es estar conscientes de ello. Y que en la medida en la que sea posible, facilitemos procesos de integración saludable a aquellos que no están listos. Desde la conciencia y desde la compasión acojamos aquellos que no se sienten preparados para regresar.
Voy a dar ejemplos puntuales de personas que no se sienten preparadas para regresar a “la normalidad” en este momento:
- Los niños que eran víctimas de bullying y de maltrato por parte de sus compañeros o por parte de algún personal escolar. Ese niño encontró probablemente en su hogar un refugio y un espacio seguro finalmente. Si no se hizo el trabajo adecuado para restablecer la autoestima y brindarle mecanismos a ese menor para reintegrarse de manera saludable a la corriente regular de la educación, el regresar implica la peor pesadilla del mundo. Y me atrevería a pensar, que es el revés más grande en cualquier proceso de alivio que pudiera haber tenido el menor en este tiempo. Esto es algo a lo que tanto padres, maestros y cualquier otro recurso disponible, tienen que estar atentos en el supuesto regreso a la normalidad.
- El empleado que se encontraba viviendo un patrón de hostigamiento laboral o acoso sexual en su empleo tampoco está preparado para regresar, si esto no fue atendido efectivamente. Ese empleado también había encontrado un espacio seguro lejos de su agresor durante un año completo Y créanme que no va a querer regresar a un lugar donde se sienta tan mal.
El empleado que fue despedido de su empleo a causa de la pandemia y que comenzó a recibir ayuda económica que iban por encima de lo que ganaba en su salario regular. Esta persona probablemente no está preparada para comenzar una búsqueda de empleo sabiendo que va a ganar menos de lo que ha ganado en toda esta temporada. Nos corresponde como patronos evaluar las estructuras salariales y beneficios de nuestros empleados. - Las personas con fobia social o agorafobia quienes probablemente estuvieron un año en una zona protegida que era su hogar. Esta persona no sabe cómo regresar a intentar exponerse a otros seres humanos. Y en este momento debe estar sintiendo una frustración increíble. Nos corresponde nosotros como sociedad, amigos, familiares, vecinos y conocidos, crear espacios seguros y de confianza para que esta persona se sienta bienvenidos. Y nos corresponde también desde la compasión entender por lo que están pasando.
- Las personas que perdieron durante este tiempo a un familiar, un amigo o un compañero de trabajo. Para ellos no hay vuelta a la normalidad. Nada es igual. No hay vacuna que les haga no sentir ese dolor.Nos toca nosotros también acompañarlos en este comienzo y crear espacios para que se sientan seguros en ventilar lo que les pasa.
Como ven, no todo se resuelve con una vuelta a la “normalidad”. No todo el mundo lo espera y no todo el mundo está preparado. Seamos justos y seamos compasivos. Llevamos mucho tiempo intentando entender qué es lo normal y sabemos que es relativo. No todos estamos en el mismo barco. Talvez en el mismo océano, pero no en el mismo barco. Conectar con los demás nos ayuda a ver cómo podemos ser facilitadores en ese proceso de regreso.
Les abrazo?
Misma