Muchos de mis seguidores piensan que mi vida es perfecta. Que escribo de cosas que solo leo por ahí y que no tengo un desbarajuste como lo tienen todos. Wrong! Todo lo que escribo es un reflejo de mi propia vida. De los procesos que vivo y de mi lucha diaria para superarme a mi misma y para crecer como persona. El 2018, comenzó con muchas metas y planes en lo profesional y personal. ¿Y saben qué? ¡Dios tenía otros planes! A ocho meses del 2018, puedo decirles que la vida me exigió poner en pausa muchas cosas. Muchos de mis sueños fueron puestos en pausa para atender cosas que eran vitales en mi vida y que probablemente me destinarían al fracaso si no eran resueltas. Hoy sigo sabiendo a dònde quiero llegar. ¿Còmo? ¿Cuándo? ¿Con quién? Aún no lo sé. Es algo que en el camino iré redescubriendo. Sin embargo, puedo decirles que me preparo cada día y hago cosas que me lleven a adelantar en mi camino. Trabajo en mi mejor versión para estar lista cuando lleguen las oportunidades, porque he trabajado muy duro para eso.
¿Porqué les cuento esto? Porque la vida no es perfecta. Porque todos pasamos por cosas. Y hoy sentí la necesidad de hablarte a ti que me lees. Directamente a ti.
El camino a lograr nuestros sueños en ocasiones está “cagau” y la vida tiene un sentido del humor negro en muchos aspectos. Aún así, sigo viendo mi bendición en muchos aspectos. Sigo viendo que Dios nos quita del plato muchas cosas para entregarnos otras mejores y nos cambia los planes para evitar daños mayores. Aunque en el momento en el que ocurre no lo veamos. Cuando miro mi plan, me doy cuenta que no iba a ser exitoso sin esta pausa. Y aunque duele veo su mano en todo.
Si en este momento estás perdido, entiende que este proceso es necesario. No abandones tu sueño. Prepárate para tu momento y sigue dando pequeños pasos. Respeta el poder y la oportunidad de la pausa que hoy tiene tu vida. No es estancamiento es tiempo de preparación.
Agradecer y ver el milagro detrás del poder de la pausa es conectar.
Un abrazote,
Misma