Esta foto representa todos los actos de poder en una mujer puertorriqueña: Edna Marie Ramirez Serrano. Fue tomada por ella misma en Las Torres del Paine, Chile. Edna Marie, gracias por llevar nuestra bandera tan hermosa y poderosa contigo.
Llevo unos días pensando en esas “pequeñas” cosas que a veces hacemos u olvidamos hacer, pero que representan verdaderos actos de poder. Cosas probablemente sencillas y simples pero que ciertamente cuando las miramos en el contexto del “¿qué hubiera pasado si no lo hubiera hecho en ese momento?” Son gigantes! Y es que a veces pensamos que el tener poder es tener una posición de jerarquía, ser influyente, aplastar a los demás, humillarlos, tener dinero, fama, etc. Y eso es bien distinto, pero no es ser poderoso(a). Tener poder es dominarte a ti mism@. Es tener el control de lo que pasa en tu interior. Ahí reside el verdadero poder.
- Respirar: muchas veces nos encontramos en una situación difícil, en medio de algo que nos genera mucha tensión o demasiado coraje, al punto de hasta sabernos con la capacidad de agredir a alguien y en el momento decidimos “respirar”. Nos detenemos y respiramos. Le salvamos la vida al otro, unas pocas arterias coronarias a nosotros mismos y seguimos. ¿Tú sabes lo poderoso que es ese ser que se detuvo y respiró? Si no lo sabías, ese acto te diò todo el poder del mundo en un segundo. Respirar es ser poderoso; respirar es conectar.
- Déjalo ahí: a diario nos encontramos en situaciones en las que estamos teniendo un argumento con alguien y ciertamente sabemos que la otra persona está equivocada. Sabemos que es algo que probablemente hemos discutido a la saciedad con esa persona y él/ella insiste en estar correcto. Nosotros sabemos más que eso. Pero es imposible que podamos convencernos. Es más, lo hemos dicho tantas veces que ya ni convencerlos queremos. Y decidimos por el bien de nosotros mismos “dejarlo ahí”. No porque el otro tenga razón. No porque nos hayamos quitado de luchar por nuestras convicciones. Sino, porque llega un momento en el que te das cuenta que has invertido demasiado tiempo y energía en validar tu punto y no hay forma en que puedas cambiar la opinión del otro. Entonces, decides repetirte “Déjalo Ahí” cada vez que surge la situación. El detenerte y tomar esa decisión de no seguir la batalla, es un acto de poder. El otro piensa que ganó, pero tú sabes que es que cediste por tu bien y el de la relación con el otro.
- Sonríe: Has pensado alguna vez el poder que tiene una sonrisa? Me imagino que no. La realidad es que si en la mañana, por ejemplo, sales y sonríes y le brindas una sonrisa a cada uno que te encuentres en el camino, tú te sientes bien, pero además de sentirte como que estás bien buena(o), en la mayoría de los casos le estas cambiando el día al que lo recibe. Te explico: puede ser que la sonrisa sea de vuelta, pero es posible que el que está de frente está tan “apestao” que no te la devuelva. Que te mire hasta mal! Pero tu sonrisa se queda grabada en su mente. Y le retumba y piensa “y de dónde esta anormal esta tan contenta? ”Se habrá pegado?” “Eso es que no trabaja y es una mantenida”. Lo que sea, tu sonrisa tuvo el poder de “joderle el mal día”.
- Perdona: Perdonar y perdonarnos, porque no somos perfectos, nos hace seres poderosos. Nos otorga la libertad de seguir adelante, dejando el pasado atrás. El perdón no significa olvidar lo ocurrido, sino aceptarlo, reconocerlo y seguir adelante habiendo aprendido de eso. El perdón tampoco se traduce en restablecer relaciones o vínculos. No van de la mano. Hay personas que se perdonan porque el perdón libera de culpa, resentimiento, dolor al que lo otorga. Es personal. No tiene que ver con el otro. Pero eso no es sinónimo de restablecer relaciones. La otra persona incluso no tiene que saber ni que lo perdonaste. Hay personas a las que hay que seguir manteniéndolas a distancia por razones obvias. Cuando perdonas, eres poderoso. Controlas lo que te hace daño y eres libre para continuar. Alivianas tu carga.
- Amor Propio: En ocasiones, olvidamos lo bueno que tenemos. A lo mejor tenemos una libritas demás y no somos perfect@s, pero olvidamos que tenemos el mejor cabello del mundo, las piernotas de ensueño, las nalgas perfectas, somos inteligentes, exitosos, los mejores en nuestro trabajo, excelentes amigos, etc. Entonces resaltamos lo malo de nosotros mismos. Siempre es poderoso mirarse al espejo con pose así de “Súper héroe” (pecho pa’ fuera, espalda erguida, mano en la cintura, mirada profunda y sonrisa de medio lao) y decirnos “soy una jodienda hecha humano!”. Eso mi querido solecito, es un acto de poder. Trátalo un día antes de una reunión con tu jefe(a) te sentirás la persona más poderosa del planeta. Wonder Woman es una “cleca” al lado tuyo! Ámate. Reconócete. Entiende que hay mucho bueno en ti. En la medida en la que te ames, vas a poder dar más de lo mejor de ti a otros. El amor propio y el celebrar tus pequeñas victorias: es poder.
- Amar a Quien No se Ama: sabías que una persona es poderos ante otra cuando es capaz de amarla en el momento en que ella misma no es capaz de hacerlo? Si! Así de fuerte. Hay días en los que simplemente alguien siente que es despreciable por la razón que sea. Y tú te creces, cuando eres capaz de ver más allá de esa circunstancia o situación. Cuando eres capaz de no juzgar al otro y de abrazarle cuando él/ella no se sienten dignos. Creo que todos hemos tenido de esos momentos. Yo? Bah! Más de los que puedo contar! Pero siempre he tenido el regalo de encontrarme con seres que son capaces de amarme cuando yo me trato mal. De ser compasivos conmigo cuando a mí se me olvida. Esos? Tienen un poder que va más allá de leer mentes, porque restauran corazones!
- Cuenta tu Historia: En ocasiones nos cohibimos de expresarnos o de manifestar algo en lo que creemos o simplemente que sentimos. Por lo general, relacionado a sentimientos de dolor o incomodidad. Hablar con un corazón abierto y hablar nuestra verdad, sin importar si han pasado miles de años, contar nuestra historia, es un acto de valentía y poder. En días recientes lo hemos visto en la prensa con mujeres y hombres que habían sido víctimas de explotación, discrimen, maltrato, acoso sexual y otros (mayormente en su empleo) y nunca se habían atrevido a denunciarlo. Y aunque en algunos casos, ya legalmente no pueden hacer nada, sí pueden liberarse de ese peso y educar a otros a que no siga ocurriendo. Pueden apoyar a los(as) que están en esa situación a que puedan hablar y buscar ayuda. Propulsar nuevas legislaciones que protejan y prevengan estos actos. No es que andes con un “cruza-calles” por el mundo, pero todos tenemos una historia que contar. Contar tu historia siempre va a ser un acto de poder.
- Dí NO: Algunos de nosotros padecemos del mal de “querer quedar bien con todos”. No queremos decirle que no a nadie. Nos sentimos mal cuando admitimos que no podemos complacer a alguien. Y es que queremos agradar a todos, que digan cosas buenas de nosotros. Y cuando siempre decimos que sí, no tenemos tiempo para nosotros. A veces hasta quedamos mal con dos o tres porque no fuimos capaces de decir que no y administrar mejor nuestro tiempo. Nos explotamos por el pecho. Nos hacemos daño a nosotros mismos, pero no sabemos decir que no. Cuando eres capaz de reconocer que llegaste hasta un límite, que no puedes hacer más, que hay algo que simplemente no puedes hacer y lo hablas con honestidad terminas demostrando que eres poderoso. Decir no, no significa que eres malcriado o descortés. Decir no, parte de la premisa de que estás siendo realista y honesto con el otro y eso JAMAS va a estar mal.
- Sè agradecido: El agradecimiento por lo mucho o por lo poco que nos da la vida es algo poderoso. Ningún acto de maldad, ninguna situación dolorosa puede vencer un corazón agradecido. En el momento en el que la vida más duro te trata, si buscas y encuentras algo bueno, agradece. Porque el agradecimiento hace que todo se torne más liviano y que se vean las cosas desde la justa perspectiva. El agradecimiento es una práctica. Es como la yoga, como los deportes, etc. Mientras más lo practicas más se te pega.
- Sè compasivo:Hemos dejado para el final este tema porque es algo que nos apasiona y porque no hay ser más poderoso que aquel que puede entender la diferencia entre compasión y simpatía. No hay ser más poderoso que el que elige no juzgar. No hay ser más poderoso en el universo que el que es capaz de amarse y aceptarse como es. La simpatía o la lástima implican afinidad, inclinación mutua y amabilidad. Cuando simpatizamos con una situación por la que está pasando por el otro, nos da “pena” como decimos nosotros. Es donde viene el famoso “ay benditooo”. Nos sentimos tristes por lo que está viviendo el otro. Nos duele. Sin embargo, la compasión va más allá de eso. La compasión nos mueve a la acción. Nos mueve a sentir con el otro. Te mueve a buscar formas, así sea con un sencillo abrazo, de aliviar lo que pasa. Nos invita a ponernos en su lugar y a tratar de entender realmente lo que el otro está viviendo. No se queda en la superficie. Es algo de profundidad. A estas alturas me doy cuenta que es muy poco lo que sabemos sobre la compasión y la autocompasión. Es muy poco lo que se discute y lo que se pone en práctica. Por el contrario, vivimos en un mundo enfocado en enseñarnos a juzgar rápido a los demás y a nosotros mismos; donde se promueve la perfección y donde darnos permiso para cometer errores y enmendarlos es incompatible con el éxito. Estamos entrenados para olvidar ponernos realmente en el lugar del otro. Nos olvidamos de sentir con ellos. Pero más aún, nos olvidamos de sentir y tener compasión con nosotros mismos. Tomamos malas decisiones y nos tratamos como basura, sin entender que en el momento (en ocasiones) era imposible saber que esa decisión podría traer esas consecuencias. No nos damos break. Nos juzgamos duramente. Nos torturamos toda una vida. Cargamos un peso enorme por no darnos permiso de amarnos aún con nuestros defectos y miserias. Esto tiene que parar! Es hora de amarnos, aceptarnos, perdonarnos y mostrar compasión con nosotros y con los demás. Ser compasivo es un estilo de vida. Yo a veces lo logro, a veces no. Pero es un trabajo de todos los días. Ser compasivo es un acto de poder. Ser compasivo es conectar contigo y con otros.
Estos son solo ejemplos de actos de poder que pueden ayudarte a entender que eres o puedes ser tu propio súper héroe con cosas sencillas. Trabaja tus actos de poder día a día, según como trabajas tu cuerpo, arreglas tu casa, tu carro y demás. Eso es conectar!
Los quiero,
Misma
***Este articulo fue escrito en el 2018. Lo fui dividiendo en pedazos para que los seguidores pudieran trabajarlo poco a poco, pero nunca tuve oportunidad de publicarlo completo.