Cuando la cosa no vaya bien, recuerda que tienes tu reserva en tu joroba. Ser un camello emocional es conectar…
Al ver el título asumo que habrás pensado que me volví loca jaja. Pero no te me adelantes, de eso tengo bastante para atreverme a escribirle en este blog, pero una vez hablemos de camellos, vas a entender por dónde voy.
Aunque no soy una experta, los camellos son animales típicos de zonas desérticas. Usualmente se utilizan para transporte o carga. Estos tienen dos jorobas. La creencia de que las jorobas de los camellos tienen agua es uno de los grandes mitos de la cultura popular. Los camellos acumulan grasa en las jorobas la cual consumen cuando no pueden alimentarse. El consumo de esa grasa acumulada, les permite producir más de un litro de agua por cada kilo de grasa. Y algo bien importante es que los camellos pueden permanecer sin agua y sin comida de seis a diez días gracias a sus jorobas.
Pasemos a los humanos… Obviamente, no tenemos jorobas físicas, pero podemos crear jorobas emocionales y mentales. Imagínate que estás pasando un día espectacular, o estás dando el viaje de tus sueños con la persona que amas, o que estás al fin logrando eso que te ha costado tanto esfuerzo, o que simplemente estas pasándola bien con tu familia o amistades. Imagina un día o un momento de un día en el que respiras y dices: “wow, esto es vida!”. Lo más increíble es que todos tenemos de esos momentos; de esos días. Pero a la mínima cosa mala o que no nos causa tanta alegría, se nos va el ánimo a la tierra de nunca jamás. Se nos olvidaron los buenos momentos. Se nos olvidó todo. Nos dejamos arrastrar por una sola circunstancia, que normalmente tiene solución.
Te pregunto: ¿no sería mejor ser como los camellos? Tener una reserva emocional de “alegría”, de cosas que te hagan sonreír y cuando vengan esos malos momentos o días pudieras utilizar ese recuerdo/imagen para subir tu ánimo y afrentar la situación de una mejor manera. Tener una colección de imágenes que te cambien el canal de lo malo que te está pasando ahora. Momentos que te hagan hacer una pausa antes de tomar decisiones o actuar de una forma que solo nos perjudica.
Un vivo ejemplo que puedo utilizar para explicarles esto es la actitud que mi abuela asumía ante muchas situaciones. Doña Maya, es la mujer más extraordinaria que yo haya podido conocer en el mundo. Una mujer que no tenía escolaridad. No sabía leer ni escribir. Pero era súper independiente y luchadora. Hacía todo por ella misma, cocinaba como los dioses, siempre estaba para compartir todo con los demás, era amorosa, simpática y carácter fuerte. Había vivido muchísimos momentos de dolor. Cada vez que alguien le decía: “¡qué rico está esto!” “¡Qué bien la hemos pasado!” Cualquier cosa buena que nos pasaba, siempre decía “guarde para cuando no haya”. Una vez le pregunté por qué decía eso y me dice: “Es que los humanos tenemos memoria corta, se nos olvida rápido lo bueno y resaltamos lo malo”.
Con los años aprendí que mi abuela era demasiado sabia. En su frase nos decîa, a su forma, que hay que ser un camello emocional. Tenemos que guardar los buenos momentos en las jorobas emocionales que nos darán fuerza y energía para cuando vengan los malos momentos.
La próxima vez que la estés pasando “de show”, recuerda: “guarde para cuando no haya”. Y cuando la cosa no vaya bien, recuerda que tienes tu reserva en tu joroba. Ser un camello emocional es conectar…
Un abrazo rompe-costillas mi sol,
Misma